* ... uno de los pasillos de chapa de Serrrraaaaaa
ya estamos en Bilbao. Visitamos el Guggenheim durante casi dos horas y media. Creo que a los chicos les ha gustado. Han querido entrar en todas y cada una de las esculturas de Serra. Les he explicado la parte del surrealismo.
El montaje de Juan Muñoz me ha parecido muy malo, carente de intensidad. Supongo que eso es lo que le toca siempre a un muerto. Me ha dado bastante pena. Lo mejor la sala de los "chinos", otras estaban montadas a traición. El catálogo no tenía mejor pinta.
Hemos comido en la parte "gastronómica" del restaurante del Museo. Todos a por el menú degustación que llaman "sensaciones". Un bodrio. Todo salado y ensopado. La pasta dura como un palo, la carne mal cocinada y la ensalada con queso de oveja verdaderamente repugnante. Los niños han comido lo que han podido, haciendo un esfuerzo. La berenjena no les entraba ni a tiros. Yo, como es lógico, les he dicho que dejaran lo que no les gustará.
Menos mal que la conversación ha sido entretenida y que, como resultado, Elena y Manuel han decidido compartir habitación. Ernesto, después de estar toda la noche sin dormir con los poetas y, sobre todo, las admiradoras del Buckowski, estaba para el arrastre. Han pedido clemencia, esto es, se han derrumbado en la siesta. Estoy encantado de cicecore (esto es algo culto en exceso... no??? [e-limbo*]) de mis tres hijos.
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