Aunque haya ventanas que permanezcan siempre abiertas, cuando llega septiembre y la actividad en la ciudad recupera poco a poco -o de golpe- su ritmo habitual, lo mejor de todo es esa sensación que todo comienzo acarrea de ilusión, esas (supuestas) vías a escoger se trata, sin duda, de inflexiones un tanto ficticias y más endebles de lo que nos hace creer toda la parafernalia de la vuelta-al-co[rteingles]le que, sin apenas permitirnos recuperarnos, nos conduce a la-blanca-navidad y no nos veremos liberados hasta la entrada del nuevo año: el gran-momento-inflexivo-ficción: superados los rituales familiares, llega el cambio de agenda y calendarios, las páginas en blanco y la [in]certidumbre del recorrido que haremos a través de ellas
esa ilusión de principio, de vidas (im)posibles [1], se nos aparece como encadenamiento de imágenes cuyo punto de inicio coincide con el cierre de la temporada estival...
antes de que empiece de nuevo la temporada [ya podemos oír el ruido de los cierres que se abren (ventanas y también puertas)], recordar el itinerario de cierre de la temporada estival.
Corinne Mercadier hasta juegos de camuflaje que si bien parecen herederos más de Yasumasa Morimura (pensando, por ejemplo, en su autorretrato como Cindy Sherman) que de Cindy Sherman por el hecho de trabajar sobre el referente pictórico, en realidad, carentes de esa ironía explícita que los dos autores manejan y con una carga mayor de poesía, se encuentran más cercanos al proceso artístico de Bill Viola e incluso su presentación serial y factura nos remiten a piezas como Catherine's Room (2001) de Las Pasiones
Finalmente, no deja de ser una revisión asimiladora de los mitos del arte (vía iconografía pictórica) que conduce a la artista a enmascarse en un discurso próximo al Takeshi's del beat Kitano pero incluso de algún modo Edward Hopper
[1] a través de la pantalla desde la Caótica Ana de Medem, donde las vidas de Ana son la historia de la mujer. en Ana se contienen cortos ciclos vitales violentamente truncados que conforman un recorrido por el dolor y el sufrimiento. el arte y la hipnosis funcionan como puertas (igual que ventanas) que abren el inconsciente; su recorrido a través de ellas se plantea como un ejercicio necesario que sugiere una revisión entorno a la sumisión y pasividad como actitudes vitales del sexo femenino. contiene su vomitona visual, con una imaginería tal vez más cercana a Takeshi's que a Inland Empire y no deja de ser un cuento moral muy Rohmer en el que bajo ciertos tópicos lacanianos [a los que Bebe da frescura] emerge una llamada al activismo-feminista (pacifista).
el guión te circunscribe al mundo Medem con una hipertextualidad hacia Gondry por sus Eternal Sunshine of the Spotless Mind y La science des rêves.
Nos llega desde un lugar cercano HVVOVC