Barbara Morgenstern * The Grass Is Always Greener
05-06-06 José Manuel Costa
The Grass Is Always Greener
Monika
Canción/Electronica
Hubo una época, hace ya treinta años, cuando mujeres como Joni Mitchell, Carole King o la Misma Emmylou Harris ayudaron a redefinir el sentido de la cancion al margen del rock, pesado o manierista, entonces dominante. De la misma manera y exceptuando el caso de Jamie Lidell, son las mujeres quienes ahora están empujando la canción hacia nuevas fronteras.
Barbara Morgenstern, alemana como su nombre indica, ya ha ganado suficientes galones como una de las grandes creadoras de la electrónica vocal junto a AGF o Blechdom. Pero como Camille o las mismas Cobra Killer en su “Mandolinenorchester”, Morgenstern ha dado un paso colateral cuando la mayor parte de los hombres siguen aferrados a estrechas líneas de acción y a una muy escasa expresividad. Es más, cuando algunos prohombres de la electrónica como Mathew Herbert tratan de romper ese molde, suelen caer en ese vicio ingles de hacer canciones ramplonas, formularias y pedantes.
Barbara Brokesch ya logró a mediados de los 90 romper el molde “intelectual” de la electrónica inteligente para introducir en “Sharing the Sunhat” algo tan elusivo como sentimiento, la “humanización de la máquina”. Morgenstern introduce ese mismo elemento utilizando muchas de las técnicas que ha permitido desarrollar “la maquina” pero utilizando también sonidos tan clásicos como el piano o la flauta que en este contexto y esta estructura surgen como casi nuevos y sobre todo necesarios.
Cuando lo son, porque la segunda canción del disco “Operator” (destinada a obvio sencillo), es una pieza francamente neo-electro de pura dominancia electrónica. Puede argumentarse si el recurso a sonoridades familiares no es un paso atrás, una “vuelta al orden”. Puede… hasta cierto punto. El punto que convierte “Grass” en un disco tan gratificante es que no se atiene a coherencias del orden “comercial” o “experimental”.
Para empezar, Morgenstern es una buena letrista, habrá quien hable de un nuevo tipo de poeta. Para continuar y aún siendo muy agradable, el disco tiene un aire no-conformista que le acerca casi a lo experimental. Pero este no es un experimentalismo de laboratorio, sino uno que surge casi espontáneamente en busca de nuevas maneras de comunicar. Esa dicotomía entre lo “fácil” y lo “difícil” carece aquí de sentido y ni siquiera cabe distinguir entre “avanzado” y “retrógrado”.
Y que junto a ramalazos impresionistas al piano surgen unos destellos electrónicos de lo más contemporáneo. El ambiente general es suave, habrá quien lo considere incluso un poco cursi. Estoy dispuesto a aceptar ese punto de vista. Pero incluso así, “Grass” no es un disco corriente. No es perder el tiempo escucharlo.